18 octubre 2007

Cuentos de barriga

Una de las curiosidades que ocurren durante el embarazo que más me ha llamado la atención ha sido los comentarios de la gente. Simpáticos, jocosos, insólitos... dicen cada cosa que a veces me cuesta seguirles la corriente y no reírme. Hasta ahora han sido muchos y supongo que aún faltan; éstos son sólo algunos de los que se me han grabado, unas veces porque los repiten con frecuencia, otras, por su peculiaridad.

Barriga redonda, barriga puyuda. Clásico de todos los tiempos. Creo que desde el primer mes, cuando aún eres plana, ya la gente anda viendo si la tienes redonda o puyuda y, por consiguiente, si es hembra o varón. Lo mejor es que a veces se contradicen e invierten el significado de las formas. Antes tenía la barriga puyuda y ahora se está redondeando; quizás me dicen que está cambiando de sexo.

Pelos y acidez. Supongo que Pablo aún debe ser calvito porque no he tenido ninguna molestia estomacal. ¿Será que los pelitos irritan el estómago? ¿Y cómo harán los pelitos si están allá abajo en su bolsita y el estómago está arriba? ¿Será que sueltan alguna partícula irritante que se extiende por todo el organismo?

Los varones jalan más calcio. Ésta es una de mis favoritas. Antes de saber que mi bebé era varón ya me habían hecho la advertencia y al dar la noticia sobre su sexo, prácticamente me sentenciaron: “Ya vas a ver, te van a salir unas caries...”. Hasta ahora no me han salido; sigo cepillándome con esmero mientras espero el inminente dolor de muelas.

Te está abriendo. Con sólo decir que tenía cierta molestia al final de la espalda saltó esta frase. Es cierto que mientras el bebé va creciendo los huesos de las caderas se van como ensanchando pero de ahí a que el cuerpo se abra... Bueno, espero no levantarme alguna mañana con las piernas más separadas de lo normal.

No lo veas mucho, uno no sabe. Me la dijeron un día que conversábamos sobre alguien que me daba asco por su olor y dientes en mal estado, digamos. Hace poco, haciendo fila para pagar en una tienda, tenía delante de mí a un hombre con la cabeza rara, le salía algo extraño de la oreja hacia la nuca; me sorprendí volteando la mirada, uno no sabe...

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