30 enero 2009

Dulces sueños

Luego de un día de múltiples actividades, nada como cuando llega el momento de tomar la posición horizontal y dejar que la columna adopte la forma del colchón: terminamos de ver CSI, habitación oscura, frío nocturno, cobija calientita y… ¡llanto de Pablo!

No quiere dormir solo, ¡y mucho menos en su cuna! Primero el pequeño decidió hacer una especie de prueba diaria de aguante en la que hasta las siestas estaban prohibidas. Lloraba, sollozaba, se mecía… cualquier cosa era válida para evitar quedarse dormido. La “situación” comenzó con la llamada “ansiedad del octavo mes” y, poco a poco, se fue incrementado. Así, amanecíamos más trasnochados que cuando estaba recién nacido. La lucha contra el sueño terminó, pero siguió la renuencia a dormir en su cuarto.

Y después vino el remate: las vacaciones, dos semanas en las que todas las noches Pablito durmió con nosotros -no había otro lugar- y anduvimos juntos todo el día todos los días paseando, en la playa, en la piscina y, especialmente, en el Sambil Margarita y Sigo, sus dos lugares favoritos de la isla.

Como era de esperarse, el regreso fue duro. Los dos primeros días ni siquiera soportaba separarse de mí más de un metro: me alejaba un poco y se guindaba, literalmente, de mi pierna a llorar. ¿Dormir solo? Ni hablar. Al fin se adaptó a estar en casa nuevamente pero, digamos que mientras estuvo así, a sus padres les dio “cosa” llevarlo a su cuna y prefirieron dejarlo dormir con ellos.

Han pasado unos cuantos días, y ha llegado la hora de poner fin a la sinvergüenzura –de los tres-. Este fin de semana seguiremos los consejos del pediatra y comenzaremos el arduo proceso de acostumbrar a Pablo a su cuna, otra vez. Nuestras armas: perseverancia y paciencia; las de él: llanto conmovedor, ser irresistible -piel suavecita que insita a las caricias, aroma dulce, mirada seductora, risa mañanera resplandeciente- y que el domingo es su cumpleaños. La pelea será dura.

Hace un par de días me encontré con uno de esos comerciales “Hoy aprendimos que” de Huggies que transmite Discovery Kids en los que dan consejos a los nuevos padres. La situación trataba de una pareja que lleva a su bebé a dormir solo en la cuna y como éste llora, la madre decide sacarlo y llevarlo con ellos porque desea aprovechar más el tiempo juntos. Ahora nos queda la duda, tal vez y no estamos tan mal…

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