07 mayo 2008

Despedida


El nacimiento de mi bebé, sin duda, fue todo un estallido de emociones y alegría, pero también significó mucha nostalgia. Sí, es extraño y hasta contradictorio. Por un lado conoces a ese ser que has esperado e imaginado durante tantos meses, pero por otro, queda un vacío porque ya no está dentro de ti, porque ya mamá y bebé no forman un todo. Había leído sobre eso en mi querido Larousse del bebé, pero no es lo mismo cuando lo vives.

Ahora debes enfrentarte cara a cara con esa personita que llora sin saber muy bien qué quiere, mientras tú lo miras sin saber muy bien qué hacer. Más de una vez me sorprendí pensando, “era tan bueno cuando estaba en mi barriga, podía sentirlo siempre, andábamos juntos todo el tiempo y en todas partes y todo estaba bajo control”. Entonces me tocaba la panza y, aunque estaba aun voluminosa, no había nada, no se sentía nada ni se movía nada. Sonará loco, pero ¡cuánta tristeza me daba!

Una y otra vez recordaba los tantos momentos que me encantaron de esos nueve meses, como cuando se movió la primera vez, sus pataditas, el hipo nocturno, la noche que tomé café y se alborotó, sus reacciones cuando papi le hablaba, mis ganas de comer dulce, lo divertido de ir a comprar ropa especial para la barriga o las canciones que me gustaba escuchar. Y sufría y sufría porque, de golpe, me quedé sin todo eso.

El embarazo es un período encantador, maravilloso e inolvidable, y creo que todos lo disfrutamos al máximo –mamá, papá, Pablo y la familia entera-. Me alegra que mi esposo y yo lo hayamos documentado de principio a fin y que cada vez que me da la nostalgia pueda ver las fotos de la semana que quiera.

Han pasado más de tres meses y, aunque no tanto como al principio, me sigue dando “cosa” cuando pienso en la barriga. Supongo que poco a poco terminaré de superar esa etapa y me reiré cuando recuerde mi despecho.

El blog ya cambió de nombre y con esta entrada finalizo el tema del embarazo. Ahora sigo de lleno con el crecimiento, descubrimientos y aventuras de Pablito –y de sus padres-.
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Imagen: Mamá y Pablo frente al mar a las 34 semanas. Como siempre tomada por JJ.

1 comentario:

Claudia P. Campos Z. dijo...

Sabes que mi mamá me comenta que ella también tuvo la misma sensación de vacío. Sobre todo conmigo, porque le tocó ir a trabajar durante el embarazo y cuando dió a luz, se sentía sola caminando a la oficina. Lo bueno es que te quedan tantos lindos recuerdos y ahora las aventuras diarias.
Un abrazo