02 junio 2010

¡Autubus, ne!

No deja de sorprenderme cómo a tan corta edad hay maneras, gustos y mañas tan definidos. Pablo tiene una personalidad delineada a pesar de sus dos añitos y algo, son muchos, muchísimos, sus rasgos espontáneos, esos que no tienen que ver con la herencia ni el aprendizaje.

Una de sus fascinaciones son los carros y cualquier cosa que ruede, y cuando digo que le fascinan me refiero a la palabra en su mayor amplitud. Por supuesto, en casa tiene una colección que incluye carros y camiones en todos los tamaños, y uno de sus juegos favoritos es crear una gran autopista que va desde su cuarto hasta la sala.

Carros, camiones, camionetas, grúas, motos, autobuses… Todos le emocionan, tanto que a veces parece que le da taquicardia cuando se encuentra con alguno de cerca. Tampoco le importa dónde estemos cuando se trata de manifestar su emoción al verlos y grita sus nombres todo pulmón, sin reparos.

Hace unos días se topó con la sorpresa de su vida en la oficina de mi amiga Adriana, y su grito –que retumbó en todo el piso- anunció el hallazgo: ¡Autubus ne*! El enamoramiento fue inmediato, la buena Adriana se lo regaló y ahora lo lleva a todos lados: al parque, al médico, a casa de su abuela… y si se le pierde es una calamidad. También duerme con él y lo primero que dice luego del desayuno es: ¡Autubus ne!

Sí, un autobús morado es el mejor amigo de mi hijo.
...

(*) Ne: apócope de nené que Pablo suele usar como cierre de todas sus frases: Autubus ne, árbol ne, moto ne, gato ne, mira agua ne, Etc., Etc., Etc.

No hay comentarios: