Ésa ha sido la gran pregunta recurrente en lo que va de embarazo y, seguramente, durante lo que queda. Es muy grande la intriga por ver su rostro, su piel, su cabello, sus manitos y pies, su cuerpito... Cualquier momento es bueno para formularnos la interrogante, en el desayuno, mientras vemos televisión, antes de dormir... ¿Cómo será?
¿Tendrá tus ojos o los míos? ¿Tendrá pelos? Segurísimo, yo parecía un esquimal cuando nací. ¿Lo tendrá rizadito como el tuyo? ¿De qué color será? ¿Cómo tendrá la nariz? ¿Será antipático como yo? Ojalá sea cariñoso como tú. ¿A quién se parecerá? ¿Y si se parece a una de las abuelas? ¡No! Mejor a los abuelos. Si se parece a Henry va a ser un galán, y si es como tu papá se va a parecer un "mafiosito".
Así son las charlas usuales entre papá y mamá especulando sobre su bebé. Lo mejor es el día de la consulta mensual, cuando le hacen el súper-ultra definido eco, porque ahí sí que tenemos un acercamiento a la realidad (por mi me haría uno todas las semanas). Ayer tocaba la de noviembre y hasta madrugamos para ir a verlo en la pantallita mágica, todo un milagro tratándose de nosotros en una mañana lluviosa.
Cada vez que lo vemos, Pablo nos derrite más y más. Sus rasgos están muy bien definidos, tiene el perfil delicado y la típica "trompita" de bebé –el labio de arriba más gordito-, ¡y hasta abrió los ojos! Su cuerpo es perfecto, le encanta "enrollarse" -literalmente, se toca la cabeza con los pies- o estirarse y dejar sus “partes” en evidencia. Abre la boca, saca la lengua. Un muñequito de carne y hueso.
Su papá está convencido de que se parecerá a mí, asegura que tenemos la misma forma de la cara y el mismo perfil. Yo le veo la naricita como la de él y la carita redondeada, también de él. Quién sabe… Hasta ahora, lo único cierto es que es lo más hermoso que hemos hecho juntos.
¿Tendrá tus ojos o los míos? ¿Tendrá pelos? Segurísimo, yo parecía un esquimal cuando nací. ¿Lo tendrá rizadito como el tuyo? ¿De qué color será? ¿Cómo tendrá la nariz? ¿Será antipático como yo? Ojalá sea cariñoso como tú. ¿A quién se parecerá? ¿Y si se parece a una de las abuelas? ¡No! Mejor a los abuelos. Si se parece a Henry va a ser un galán, y si es como tu papá se va a parecer un "mafiosito".
Así son las charlas usuales entre papá y mamá especulando sobre su bebé. Lo mejor es el día de la consulta mensual, cuando le hacen el súper-ultra definido eco, porque ahí sí que tenemos un acercamiento a la realidad (por mi me haría uno todas las semanas). Ayer tocaba la de noviembre y hasta madrugamos para ir a verlo en la pantallita mágica, todo un milagro tratándose de nosotros en una mañana lluviosa.
Cada vez que lo vemos, Pablo nos derrite más y más. Sus rasgos están muy bien definidos, tiene el perfil delicado y la típica "trompita" de bebé –el labio de arriba más gordito-, ¡y hasta abrió los ojos! Su cuerpo es perfecto, le encanta "enrollarse" -literalmente, se toca la cabeza con los pies- o estirarse y dejar sus “partes” en evidencia. Abre la boca, saca la lengua. Un muñequito de carne y hueso.
Su papá está convencido de que se parecerá a mí, asegura que tenemos la misma forma de la cara y el mismo perfil. Yo le veo la naricita como la de él y la carita redondeada, también de él. Quién sabe… Hasta ahora, lo único cierto es que es lo más hermoso que hemos hecho juntos.
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