Ya he dicho que por acá nos gustan mucho las historias, tanto que JJ y yo debemos tener una suerte de maestría como Cuentacuentos. Pablo vive las historias, le gusta leerlas solo, que se las leamos y que se las inventemos, narradas -esas le parecen fantásticas-.
A veces, me ha hecho que le escriba algunos cuentos, según sus instrucciones, claro -él dice el tema o el título y yo desarrollo-. Él también se ha animado a escribir un poco en un cuadernito.
En estos días, de visita en la oficina de su abuela, encontró la computadora encendida y dijo que iba a escribir un cuento. La actividad le pareció muy emocionante, le puso título y "fin" y, al final, quiso enviárselo por correo a su papá.
Sí, la felicidad cabe en unas líneas tecleadas por Pablo.
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